Cuñas de Navidad, una tradición arraigada en la época de oro de la TV

Los mensajes que durante estas festividades emitían Radio Caracas Televisión y Venevisión en sus años de mayor esplendor, han quedado como fieles testimonios de cuando nuestra industria televisiva era una de las más sólidas y prósperas del continente.

Muestras por excelencia de la época de oro de la televisión venezolana, son aquellas cuñas navideñas que en las décadas de los 70, 80 y 90 del siglo pasado, hacían Rctv y Venevisión, los canales que en aquel entonces dominaban la sintonía y mantenían una feroz lucha por encabezar el rating. Ya en noviembre, tanto televidentes como cronistas de las secciones de farándula y espectáculos de los diversos medios de comunicación, esperaban estos mensajes con no pocas expectativas. Una vez que se daban a conocer, surgían las comparaciones entre unos y otros para determinar cuáles eran los más logrados. Lo cierto es que, tanto en el Canal de La Colina, como en la extinta televisora de Quinta Crespo, volcaban todo su arsenal artístico y técnico para atraer el favoritismo de sus numerosos seguidores.

Era una sana competencia para ver quién las estructuraba con mayor brillo, tanto en términos de producción como en musicalización, pues en ambos casos se componían canciones alusivas, que enfatizaban en los valores sobre los cuales se afincan estas festividades: unión, solidaridad, paz y fraternidad. Cantantes, actores, animadores, locutores y talento humorístico, entre otros, eran el foco protagónico de atracción, todos unidos como emblemas de una televisión que aparcaba los problemas y angustias nacionales, para ofrecer su canto de esperanza por el progreso de Venezuela, en una festividad tan especial y que tanto nos une.

 

La Venezuela que perdimos

El portal Cuando era chamo, dedicado a rescatar la memoria sentimental de la Venezuela de épocas pasadas, sobre todo en el ámbito del espectáculo, no desvincula la popularidad y aceptación de las cuñas navideñas vía TV, de la de un país próspero y en paz. Y lo destaca de la siguiente manera:

“Para nadie es un secreto que las navidades eran mucho mejores que las actuales, no existía nada mejor que ir con los panas a las patinatas y a los sitios donde habían grupos tocando gaitas o villancicos. Eso se notaba en esas grandes producciones que cada año hacían los canales de televisión. Había todo tipo de anuncios, en algunos solo se veía a los actores y técnicos del canal bailando al ritmo de una canción navideña, otras eran muy similares, pero en lugar de ser filmadas en la misma ciudad donde estaba el canal, salían desde los monumentos naturales o los sitios tradicionales que posee cada estado y resaltaban las tradiciones de cada región. También había aquellas donde se representaban pasajes navideños, como la llegada de los Reyes Magos a ver el niño Jesús, o reproducciones, fieles y en vivo, de su nacimiento en Belén”.

“Radio Caracas Televisión es el canal que ha hecho los mejores mensajes navideños”. Quienes así opinan, apelan al sello costumbrista, eminentemente venezolano, que distinguía sus producciones, con ambientaciones, historias, paisajes, personajes y tradiciones de raigambre nacional. Este aspecto tan emblemático contrastaba marcadamente con los de Venevisión, que aún sin dejar de lado lo típicamente local, lo alternaba no pocas veces con escenas de la Navidad internacional, con trineos, renos, escenarios nevados y otros recursos inspirados en los estereotipos decembrinos que por décadas nos llegaban como símbolos de estas fiestas en el mundo.

Inicialmente la fórmula de Radio Caracas Televisión era sencilla. Canal pionero en este tipo de mensajes, se limitaba a utilizar la misma canción, la famosa “Estamos contentos, contigo, con todos” y cambiarle un poco la letra en cada Navidad, desde que el animador y productor Luis Guillermo González la compuso en 1973. Entonces no contaban con los recursos de producción que fueron incorporándole con el tiempo, sino que se limitaban, en un estudio de Rctv, en su fachada, o en cualquiera de sus espacios, a reunir a su talento para evocar las fiestas en forma festiva y entrañable.

En 1988 fue la última vez que el canal de Quinta Crespo hizo su saludo navideño con esta canción, para asumir otro formato, a tono con los nuevos tiempos. Desde entonces, la música alusiva dependería del tema que se quisiera reflejar en la cuña, como la del año 2000, que recordaba en su escena final el deslave de Vargas, grabada en las ruinas del estado vecino y con Ana Vaccarella proclamando al final: “Aquí en Vargas decidimos levantarnos de las ruinas, apostamos por la vida, pues Vargas no está vencido”.

 

Hugo Carregal: Navidad con olor a realidad

Hugo Carregal, actual vicepresidente de Producción de Venevisión,  tuvo la responsabilidad, entre 1993 y 1995, de producir tres de los mensajes de Navidad más recordados y celebrados de Radio Caracas Televisión, en la época en que desempeñaba el mismo cargo en el Canal de Quinta Crespo.

Hugo Carregal produjo tres de las cuñas navideñas más recordadas de Radio Caracas Televisión

-En aquel momento busqué a gente muy capaz para componer las canciones. Siempre pensé que los mensajes de Navidad, además de decirle a la gente “Felices fiestas”, debían contar una realidad, llevar una historia. Llamé a Miguel Ángel Bosch, integrante de Serenata Guayanesa, y a Jorge Spiteri e hicimos el primer mensaje de Navidad en 1993. Recuerdo que lo comenzaba Juan Carlos Lares, que en aquel momento era un niño, preguntándole a Tomás Henríquez, el actor que hacía de su abuelo: “¿En tu tierra se celebraba la Navidad?”. Y arrancaba con una parte de la negritud de nuestro país festejando la Navidad, y así se iniciaba un recorrido por toda Venezuela y se tocaba también la realidad que estábamos viviendo. En ella participó todo el talento de Radio Caracas Televisión. La verdad es que el elenco que tenían los canales en aquella época era monstruoso, la cantidad de artistas de primera línea. Recuerdo que tanto Radio Caracas Televisión como Venevisión nos sacábamos chispas para hacer el mejor mensaje.

-Al año siguiente, en 1994 -prosigue Carregal- volvimos a tener esa responsabilidad y continuamos un poco la historia, porque ese fue el año de la destitución de Carlos Andrés Pérez y hubo un gobierno de transición. Pasaron muchas cosas. Y así como el final del primer mensaje era Juan Carlos Lares, aquel niño remontando un papagayo y cuando lo veía en el firmamento lo confundía con la bandera de nuestro país y le decía; “Abuelo, ¿esa es Venezuela?”, y Tomás Henríquez terminaba diciendo: “Sí, hijo, pero aún le falta volar mucho más alto”, al año siguiente terminaba el mensaje con el niño diciendo: “Mira, abuelo, el papagayo no me lo dejaron volar, me lo rompieron”. Y Tomás Henríquez le decía: “No importa hijo, que con tesón, con trabajo y con esfuerzo lo vamos a lograr”. Aquí también conté con Miguel Ángel Bosch y Jorge Spiteri. La dirección era de Orlando González y como productora general tenía a Erika Johnson. Recorríamos toda Venezuela para hacer esos mensajes de Navidad.

-Y el último mensaje, el de 1995, lo hicimos con motivo de la venida del Papa Juan Pablo II a Venezuela y también recorrimos el país, pero ya celebrando un poco la Navidad católica, con todas las vírgenes en sus diferentes advocaciones y con las manifestaciones que el pueblo tiene para celebrarlas junto a sus santos. Y cerrábamos el mensaje desde Guanare con el Papa diciendo: “La bendición sea con todos ustedes”. Tengo los mejores recuerdos de esa posibilidad que me brindó Radio Caracas Televisión de asumir la realización de estos saludos navideños, porque hoy todavía la gente los sigue viendo a través de las redes y los continúa disfrutando.

-¿Qué marcó la diferencia, en el caso de Radio Caracas, entre esos mensajes navideños y los anteriores?

-Fue una manera distinta de enfocar el saludo de Navidad. Incluso te diría que siguiendo un poco la línea de las gaitas de protesta, las letras de esos mensajes hablaban de una realidad-país. Utilizar un poco lo que hacen los zulianos, de utilizar la gaita como un elemento de protesta. Si la vuelves a escuchar, te darás cuenta que habla de lo que sentía el país.

-¿Las que siguieron posteriormente siguieron esa línea que tú marcaste?

-Al año siguiente de mi última cuña de Navidad, yo salí de Radio Caracas Televisión y me fui al equipo de Guillermo “Fantástico” González para hacer “Cuánto vale el show” en Venevisión. Posteriormente vino el cambio de imagen de Radio Caracas, en donde el logo fue modernizado y ya no estaba el León de Caracas y el canal pasó a llamarse Rctv y tuvo una línea mucho más moderna y contemporánea, distinta a la que yo había marcado durante esos tres años.

-¿No volviste a producir otras cuñas navideñas?

-En Venevisión tuve la posibilidad, el año pasado, de reiniciar los saludos navideños, porque con los años de pandemia se habían dejado de hacer, y tanto en 2021 como  este año, junto a un equipo de producción del canal, los reiniciamos con todo el elenco de Venevisión: el año pasado en el estudio 1 y este año en el estudio 5. La música y la letra, como es tradicional en Venevisión, las hizo Isaías Urbina. Y la dirección fue de Erick Simonato, con la producción general de Inés Mariño, una gran productora y trabajadora.

Hugo Carregal, abajo y en el centro, con el talento de Venevisión que participó en la cuña navideña de este año 2022.

-¿La diferencia de estas cuñas navideñas de ahora, menos suntuosas en cuanto a recursos, son un reflejo de la realidad-país de la actualidad?

-Los recursos para hacer aquellos mensajes de Navidad, en estos momentos la televisión no los tiene, por lo que debemos adecuarnos a esa limitación, utilizando más la  creatividad y el ingenio para poder hacer ese mensaje que la teleaudiencia espera. Confiemos en que en los años venideros la televisión siga creciendo; no sé si estaré yo, pero el que esté debe continuar nuestra hermosa tradición, porque la familia venezolana siempre esperará estas cuñas en diciembre.

-¿Cuánto duraba producir cada cuña, desde que se esbozaba la idea inicial hasta el final?

-La preproducción se llevaba mes y medio o dos meses, pues había que planificar viajes, hoteles, logística, comidas, equipos. Y la grabación, como viajábamos a todos los sitios del país, podía llevarse aproximadamente entre veinte y veinticinco días, tres o cuatro semanas. Yo tenía que estar en cada faceta de ese proceso para ajustar todos los aspectos. Los recursos había que cuidarlos para que se emplearan correctamente y en lo que se debían utilizar.

-¿Eran muy costosas?

-El costo era proporcional a la situación socioeconómica del país entonces. Podías viajar al interior con un contingente de artistas. Recuerdo que en Maracaibo viajamos aproximadamente con 20 talentos y a Guanare llevamos muchísimos artistas. El pueblo de Guanare se sintió motivado y fue a la grabación y en la toma final una gran parte de sus habitantes estuvo presente. Fue muy emotivo.

 

Al estilo Broadway con Joaquín Riviera

A Venezuela llegó Joaquín Riviera a mediados de 1969. Vino exiliado desde su Cuba natal, contratado como coreógrafo y productor del programa que con el tiempo se convertiría en uno de los musicales referenciales en la historia de la TV en nuestro país: “De fiesta con Venevisión”. Paralelamente a este programa semanal, asume en 1975 la producción de la cuña navideña del canal, otra de sus señas inequívocas de identidad, junto a la que le llegaría en 1980, cuando se encarga de la producción del Miss Venezuela, cuya franquicia acababa de adquirir la Organización Cisneros.

Joaquín Riviera marcó su sello característico a los mensajes decembrinos del Canal de La Colina.

“Nací en la era de los espectáculos masivos” -nos dijo durante la presentación de una de sus tantas cuñas navideñas-. “Los años 50 fueron mi época y entonces se estilaban aquellas grandiosas producciones que me inspiraron, soy un producto de ellas”. Y como producto de ellas, impuso este sello también a los numerosos mensajes navideños que hizo desde la década siguiente para La Colina, en donde -no podía ser de otra manera- jamás podían faltar las misses como componentes determinantes. Una de las cábalas que usaba en los mensajes navideños que producía era que en todos ellos se disfrazaba como el Tigrito de Venevisión. Y él lo explicaba siempre divertido:

-Eso me permitía impartir instrucciones al muy numeroso talento artístico, bailarines y técnicos mientras grabábamos. Era siempre mucha gente, por lo que me mezclaba con ella vestido del Tigrito para que siguieran mis instrucciones. La verdad es que este recurso nunca me falló. Era infalible.

 

Isaías Urbina, apoyo perenne e infalible

La fama de exigente y riguroso de Joaquín Riviera como cerebro de las cuñas navideñas de Venevisión, era básicamente porque se consideraba un perfeccionista. Así lo manifiesta Isaías Urbina, quien como compositor y director musical ha participado en todos y cada uno de esos mensajes a lo largo de los años.

Isaías Urbina, director musical, compositor y arreglista de todas las cuñas navideñas de Venevisión

-Participé en todas las cuñas que produjo Joaquín Riviera. Tengo 50 años en Venevisión. Entré en 1972 y el jefe de producción era Jorge Citino. En aquella época todos los canales tenían una orquesta de planta. Mi compadre, Alí Agüero, era el guitarrista. Un día me llama y me dice si podía ir lunes siguiente a grabar a Estudios del Este a sustituirlo. Aníbal Abreu era el director de la orquesta. Fui el día indicado, me entrevistó y empezamos a grabar. Luego me dice si podía volver el jueves siguiente a grabar y yo fui, y después me convoca para el lunes otra vez y volví. Ese día me dijo que pasara por Recursos Humanos de Venevisión y allí me anunciaron que estaba contratado en la orquesta del canal, porque Alí Agüero renunció.

-Empecé a trabajar como guitarrista, pero también a hacer letras para las canciones de las producciones que hacía Joaquín en sus shows. En aquel momento las hacía, desde Miami, Willy Chririno, quien por teléfono se las le dictaba. Un día la letra de una canción de “A Chorus Line” no llegó a tiempo y había que montarla con premura. Aníbal me lo comentó y yo le dije que podía hacerla, porque hablaba inglés, ya que era profesor de este idioma. Además de eso, conocía la obra porque la había visto en Nueva York. Así lo hice y cuál no sería mi sorpresa cuando en la grabación se apareció en el estudio Joaquín Riviera y me citó a su oficina para el día siguiente. A partir de ese momento empecé a hacer las letras yo.

-Aparte de esto, Aníbal me puso a hacer arreglos para “De fiesta con Venevisión” y entró el maestro Arnoldo Nali, también como arreglista. Yo trabajaba con él en muchas grabaciones de cuñas. A Aníbal lo jubilaron y quedamos el maestro Nali y yo. Joaquín, por echarnos broma, nos decía Roger y Hammerstein, porque andábamos para arriba y para abajo juntos, trabajando en cuñas y grabábamos también las canciones para el canal.

-Para las cuñas de Navidad, él nos decía qué quería, qué pensaba hacer ese año y nosotros nos encargábamos de hacer música y letras. Teníamos con Joaquín cuatro o cinco reuniones previas, porque él estaba muy claro en lo que quería. Trabajábamos de acuerdo a sus ideas, y luego él escuchaba la música, la aprobaba y decidíamos montar las voces con talento del canal y se grababa la cuña navideña.

Después entró Graterolacho (Manuel Graterol Santander, poeta, humorista, escritor y publicista) en el mismo equipo y hubo un año donde participó Hugo Blanco. Fue cuando se hizo “Como el cuatro no hay dos” (la alusión es evidente). Ese año trabajamos la cuña Hugo Blanco, Nali y yo.

-¿Cómo fueron evolucionando las cuñas con los años desde las primeras que se hicieron?

-El canal producía telenovelas que eran éxito y tenía muchos actores en su elenco, apareció Rodven que era la disquera de Venevisión, la gente de Sábado Sensacional, que tenía una participación muy activa y había entonces bastante gente con la cual trabajar y meter en la cuña.

-¿Cuánto duraba la elaboración de cada cuña, desde que se pensaba la idea inicial  hasta que finalmente se grababa?

-La pensada era como de un mes, mientras cuadrábamos lo que se iba a hacer. Recuerda que en esa época no había computadoras, todo se hacía de forma distinta, si había un pelón lo repetíamos todo desde el principio. No era como ahora, que con la computadora se edita y no hay rollo. Antes era más complicado. Eran como dos meses de trabajo.

-¿Las grabaciones con los artistas no se hacían entonces en diciembre?

-¡Claro que no! La cuña salía al aire la última semana de noviembre, entonces había que tenerla mucho antes y entregarla con tiempo.

-¿Cuáles de esas cuñas recuerdas especialmente?

-Todas, porque en todas quedaba yo molido, quedábamos vueltos leña (ríe). Se trabajaba muchísimo. La orquesta del canal era de cuatro trompetas, cuatro trombones, cinco saxofones, guitarra, piano, bajo, batería y dos percusionistas. A eso se le sumaban las cuerdas: diez violines, seis violas, cuatro cellos, arpa clásica, percusión sinfónica y cornos. Se traían también, como instrumentos extras, clarinete y oboe. Era prácticamente una sinfónica, era un “bandón”, era mucha gente.

-¿Cómo fue trabajar con Joaquín Riviera?

-¡Una maravilla! Le agradeceré hasta que me muera todo lo que me enseñó.

-¿Qué consideras era la diferencias de las cuñas navideñas de ustedes con las de Radio Caracas Televisión, su feroz competidor de entonces?

-Había competencia y por ello teníamos que tirar la casa por la ventana, hacerlas con todos los hierros. Todo lo planificábamos y grabábamos en ultrasecreto, para que no se filtrara nada de lo que estábamos haciendo.

-¿Hasta cuándo hubo orquesta de planta en Venevisión?

-De la orquesta de planta en el canal quedamos vivos Carlos Guerra, Nené Quintero, José Velásquez y este servidor. Nosotros cuatro nada más. Yo estoy jubilado, pero me siguen llamando porque soy el único que queda vivo del grupo de Joaquín Riviera.

-¿En las cuñas navideñas de los años recientes también has estado?

-La de este año es mía: arreglo, dirección musical, composición y letra. En la del año pasado también y en la del antepasado…

-¿Hay alguna fórmula para componer y desarrollar esos mensajes?

-No. Lo que sucede es que soy un gran fanático de la Navidad. Y me viene por herencia. Mi abuelo decía que debería haber tres navidades en el año. A mí me encanta la Navidad, me parece la época del año más bella. Eso te motiva a hacer cosas bonitas. Desde que murió el maestro Nali, y luego Joaquín, yo seguí encargado de hacer toda la música del Miss Venezuela y de las cuñas de Navidad. Y me llaman a veces de Sábado Sensacional para seguir haciendo cosas con ellos.

Delia: “Grabábamos desde muy temprano”

“Las únicas cuñas navideñas que he hecho han sido todas para Venevisión. La primera fue en 1979 y entre los cantantes estábamos Mirla, Mirtha, Las Cuatro Monedas, Pecos Kanvas y yo”, relata la cantante Delia, al evocar el buen ambiente que predominaba entre los artistas durante las grabaciones de la cuña navideña del Canal de La Colina.

-No había muchos artistas en ese momento en el mensaje, que era en blanco y negro, a pesar de que el 8 de diciembre ya se había inaugurado la televisión a color con el Festival de la OTI. Todas las que hice, hasta la muerte de Joaquín Riviera, fueron realizadas por él. Recuerdo maravillosamente cuando se vestía de tigrito y salía con su disfraz, algo que él disfrutaba tanto…

La cantante Delia recuerda que los artistas se divertían mucho durante las grabaciones.

-Después de 1979 estuve en todas la cuñas de Venevisión, a excepción de los dos años que viví en Argentina. Recuerdo que había que llegar muy tempranito en la mañana al canal, a maquillaje. Ya teníamos todas las instrucciones de cómo debíamos ir vestidos, algunos iban de gala, otros no tanto. Pasábamos todo el día en el canal, a veces salíamos hasta de madrugada. En los momentos en que no estábamos grabando, todos los cantantes hacíamos concursos entre nosotros, de adivinar los títulos de películas haciendo mímica y esas cosas. Nos divertíamos muchísimo. Después llegaba el momento del ensayo y la grabación, allí todo era ya una disciplina: todo el mundo a llegar a su hora y de estar atentos a lo que decía Joaquín.

-¿Era muy severo Joaquín Riviera durante las grabaciones?

-Realmente era una disciplina que Joaquín imponía de una manera muy “light” y que uno la tomaba como algo extremadamente serio, porque era una persona que inspiraba respeto y admiración. Uno lo hacía con mucha alegría y entusiasmo, porque era lo que él nos transmitía a nosotros. En ningún momento había “psicoterror” o miedo a que nos regañara. Para nada. Mi experiencia con él siempre fue maravillosa. Las cuñas eran un momento muy agradable. Previamente al video, siempre existía la grabación en exteriores o el audio en Estudios del Este, donde íbamos a grabar nuestros solos, con Isaías Urbina y con el maestro Arnoldo Nali.

-De todas las experiencias que he vivido en mi carrera, las cuñas navideñas eran para mí un momento hermoso, de mucha emoción. Recuerdo que siempre iba con mucho entusiasmo, primero a Estudios del Este a grabar la voz y después a grabar los videos en el estudio grande de Venevisión. Algunas veces los hicimos en otras locaciones. Las últimas que he hecho, ya fueron con Hugo Carregal,  después de la muerte de Joaquín, y con Erick Simonato como director. Aunque en la de este año no estuve porque tenía mucha gripe y debía cuidarme para los conciertos sinfónicos que haría con el espectáculo “A todo volumen”. Agradecida estoy con Dios y con Joaquín por haber vivido esos momentos tan entrañables, que jamás vamos a poder olvidar, ni yo ni muchísimos artistas venezolanos que vivimos esa experiencia.

 

 

 

 

 

 

Autores

  • Periodista con 51 años de experiencia en las fuentes de espectáculos y cultura. Premio Nacional de Periodismo 1988 por su columna A Control Remoto. Fue Jefe de Redacción de El Observador de Rctv y jefe de la sección de Espectáculos en El Nacional y El Mundo. Síguelo en la RRSS como @aquilinojmata

Aquilino José Mata

Periodista con 51 años de experiencia en las fuentes de espectáculos y cultura.
Premio Nacional de Periodismo 1988 por su columna A Control Remoto.
Fue Jefe de Redacción de El Observador de Rctv y jefe de la sección de Espectáculos en El Nacional y El Mundo.
Síguelo en la RRSS como @aquilinojmata

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