De cuando Clinton selló acuerdos bilaterales, socializó en La Casona y encontró “todo chévere”

En octubre de 1997 (hace exactamente 25 años), el presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, incluyó a Caracas como parte del itinerario de su gira por América del Sur. Su estadía en Venezuela fue de dos días, los cuales rindieron para que el mandatario firmara varios convenios con el presidente Rafael Caldera, en Miraflores, y fuese agasajado junto a su esposa Hillary, en La Casona, entonces escenario de la vida familiar de Caldera y locación de encuentros sociales de alto nivel.

Inicialmente, Venezuela no figuraba en la agenda de Clinton en la región. Pero, la gira inicial debió posponerse luego de que el Presidente estadounidense sufrió una lesión en una pierna, mientras practicaba golf con un afamado deportista. Este hecho sobrevenido dio oportunidad para que la Embajada de Venezuela en Estados Unidos concretase el lobby que permitió la visita oficial a esta tierra de gracia. El reajuste de la gira favoreció la parada en el país, la primera antes de tomar rumbo con destino hacia Brasil y Argentina.

Pedro Luis Echeverria, embajador de Venezuela en Washington durante el segundo gobierno de Caldera, relata que escribió a la Casa Blanca argumentando la importancia de que Clinton viniese a Caracas dado el talante democrático del país y su posición como productor petrolero. Clinton fue el cuarto presidente de EEUU que visitó oficialmente Venezuela desde el viaje de John F. Kennedy en 1961.

“Habíamos trabajado de cerca con el asistente del presidente Clinton, con la Casa Blanca, con el Departamento de Estado, Petróleos de Venezuela (Pdvsa) hizo algunos señalamientos importantes, y yo conversé con todas las empresas petroleras que venían a hacer inversiones en Venezuela, con la apertura petrolera. Destacamos las condiciones que ofrecía el país, su importancia no solo en los años recientes, sino también a través del tiempo, como lo fue durante la II Guerra Mundial. Entonces se tomó la decisión de que el Presidente Clinton viniera a Venezuela”, refiere Echeverria.

El embajador destaca que, para ese momento, Venezuela abastecía del 20% del petróleo para Estados Unidos. “Pero lo importante es que Venezuela tenía Citgo y Citgo tenía una cantidad de estaciones de gasolina a lo largo del territorio de Estados Unidos. Por eso, en la gestión de la visita se fueron mostrando los vínculos, especialmente, en el plano energético”, relata Echeverria.

13 Oct 1997 / Clinton es recibido por el presidente Caldera —Crédito: © WYMAN IRA/CORBIS SYGMA

La llegada del matrimonio Clinton, a la que acompañó un grupo de ministros y una delegación de inversionistas estadounidenses,  fue un mes antes de que se realizara, en Margarita, la VII Cumbre Iberoamericana, con la participación de los 21 mandatarios de EspañaPortugal y América Latina.

Para 1997, la economía venezolana cerró con un crecimiento del 5%. La gira fue apuntalada, por el buen clima de las relaciones bilaterales abiertas a una mayor expansión y un creciente diálogo.

La reseña de la visita del entonces Presidente de los Estados Unidos habla de un relativo revuelo de su presencia en el país. Es así como El País (España) atribuyó el desinterés al “lobby de última hora”.

El periódico registró que, en Caracas, hubo algunas pequeñas protestas en las que se hicieron sentir las consignas “Clinton sal de la tierra de Bolívar”, o “de Colón a Clinton la misma invasión”.

Esta versión es contrastada por el entonces embajador Pedro Luis Echeverria quien señala que, dado el carácter carismático de Clinton, despertó mucha curiosidad, y “muestras de afecto”, el trayecto de la caravana presidencial por las calles capitalinas. Era una época en que no existía el eco de las redes sociales.

“Su presencia no despertó entre los seis millones de caraqueños, la mitad en los cerros de chabolas, el interés de los viajes presidenciales anteriores: John Fitzgerald Kennedy, (1961), James Carter (1978) y George Bush (1990). Tampoco la pasión suscitada por el vicepresidente Richard Nixon, que arribó durante la efervescencia revolucionaria de 1958, y fue escupido y abucheado de tal manera que el Pentágono despachó al mar Caribe una flotilla para advertir de que con el imperio no se juega, ni menos se le agrede a tomatazos”, reseñó El País en una nota del 13 de octubre de 1997.

Mesa rápida en Miraflores

Los presidentes Clinton y Caldera suscribieron varios acuerdos en Miraflores, en un acto protocolar y rápido. Celebre fue la imagen televisada de cuando al mandatario estadounidense, el personal de Palacio le retiró la mesa apenas terminó de rubricar los acuerdos. Este gesto causó mucha gracia en Clinton, quien se mostró sorprendido, evoca el entonces embajador Pedro Luis Echeverria.

Los acuerdos bilaterales sellados en Caracas incluyeron un amplio espectro en el que figuraron los aspectos energéticos y la lucha antidrogas.

“Otros países del hemisferio han seguido el camino que ustedes han trazado. Venezuela es un centro mundial de energía. Sí, por supuesto, energía de petróleo, pero también la energía que da la paz, la energía que da la libertad, la democracia, la prosperidad”, dijo Clinton en una afirmación que fuese resaltada por Clarín de Argentina.

El rápido retiro de la mesa donde firmaron los acuerdos, ocasionó un momento divertido entre los dos mandatarios

“La visita del presidente Clinton a Venezuela contribuyó a muchas cosas, en primer término, las compañías petroleras se sintieron con más tranquilidad para invertir, lo hicieron para la apertura petrolera. Por otra parte, habíamos tenido, generalmente, dificultades con las distintas agencias del gobierno americano respecto a muchos temas que tocaban en la relación con Venezuela”, asevera Pedro Luis Echeverria.

Como muestra de esto, afirma que, en el tráfico de drogas vía marítima, había interdicciones que, hacia el gobierno americano, pero Venezuela no sabía que eso había ocurrido porque, generalmente, tenía lugar en Altamar. “A partir de ahí, en ese tema y en todos los demás temas, se estableció una relación bilateral muy importante”, asegura.

De hecho, la visita en Caracas estuvo pintada para que la secretaria de Estado, Madeleine Albright, y el canciller, Miguel Ángel Burelli Rivas, suscribieran la Alianza Estratégica contra las Drogas, basada en un intercambio directo de información, capacitación y asistencia.

El embajador de Caldera ante la Casa Blanca relata que, luego de la parada en Venezuela, cuando los Estados Unidos tenían necesidad de aclarar aspectos relativos a la relación bilateral, “antes de tomar cualquier decisión se reunían conmigo y con la embajada”.

Los actos oficiales del Presidente de los Estados Unidos en la Caracas de 1997 culminaron en el Panteón Nacional. Desde allí, y en español, Bill Clinton afirmó: “Todo está chévere en Caracas. Todo está chévere en Venezuela”. La prensa de la época consideró que el mandatario estadounidense había sabido mercadear, en la capital, su proyecto integracionista de las Américas.

Venezuela no figuraba en la agenda inicial de Clinton, pero una postergación de la gira por Suramérica, dio tiempo al lobby venezolano,para que el mandatario viniera a Caracas

“Las Américas han sido bendecidas por nuestra asociación y se han convertido ustedes en el principal proveedor extranjero de petróleo para los Estados Unidos, pero también de grandes jugadores de béisbol”, expresó Clinton.

Justo, en 1997, el grandeliga venezolano Andrés Galarraga se convirtió en el Atleta del Año.

Del Hilton a La Casona

La pareja presidencial de los Estados Unidos, durante su estadía en el país, se alojó en el Hotel Caracas Hilton, hoy Hotel Alba Caracas, por aquellos tiempos un recinto cónsono con los estándares internacionales.  El Hilton había sido inaugurado en 1969 y perteneció a la cadena hotelera hasta 2010.

El País refirió que la tarifa de la suite, con jacuzzi, de los Clinton, costaba $ 1.300 dólares la noche.

El agasajo a Bill y Hillary Clinton fue en La Casona. Allí el ambiente fue meramente social, recuerda el embajador Pedro Luis Echeverria.  Para la ocasión, los anfitriones, Rafael Caldera y Alicia Pietri de Caldera, complacieron el deseo de Clinton de conocer a Diana Patricia “La Macarena”, quien bailó durante un rato de la velada. La Macarena es un sencillo del dúo musical español Los del Río, grabado en 1993.

Durante el convite, que incluyó una cena, el presidente Caldera, cuenta Echeverria, ofreció a la pareja visitante, que estaba de aniversario, una estadía en La Orchila. Pero el mandatario estadounidense, tras agradecer el gesto, argumentó que estaba apremiado por la gira suramericana.  Los Clinton sellaron su alianza el 11 de octubre de 1975, por lo que, durante su visita en Caracas, sumaron 22 años de matrimonio.

Caldera, entonces de 81 años, “tenía una visión muy de hombre de Estado, Clinton es el Presidente de EEUU, yo soy el Presidente de Venezuela y así se establecía la relación, no hubo mucho más allá de lo personal”, señala Pedro Luis Echeverria.

Rememora, al mismo tiempo, que Clinton “mostraba una gran admiración por Caldera, admiraba su gestión. Yo le pregunté que sentía al tener el poder que ostentaba a los 51 años, él me dijo: ‘es un poder que absolutamente me abruma, pero al que me tengo que enfrentar”, evoca el entonces embajador ante la Casa Blanca.

Autores

  • Periodista egresada de la UCV, con 30 años de experticia en las fuentes Política y Militar. Docente universitaria apasionada. Síguela en Twitter: @Snederr

Sofía Nederr

Periodista egresada de la UCV, con 30 años de experticia en las fuentes Política y Militar. Docente universitaria apasionada. Síguela en Twitter: @Snederr

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