La época en que la salsa de Nueva York bañó a Caracas

La debacle bancaria de finales de 1994 puso al país en unas circunstancias riesgosas. Mucha gente si bien no perdió todo su dinero, sí tardó para recuperarlo de aquellos bancos que resultaron intervenidos, y luego liquidados, por el segundo gobierno de Rafael Caldera. No obstante, el espíritu alegre de los venezolanos, y más en aquella época cuando no solo Caracas, sino muchas ciudades del interior tenían copadas las fechas con conciertos de lunes a lunes; pudo más.

Vicente López, conocido en el medio artístico como “Peluche”, estaba detrás del recordado El Gaitazo del Oso; un espectáculo que por más de dos décadas –pausa incluida- reunía a miles de personas en los amaneceré gaiteros que se hacían en el Poliedro de Caracas. Exitoso en sus montajes, López quiso experimentar en julio de 1995 con una fórmula que tenía una década dando buenos resultados en un ícono del espectáculo mundial: el Madison Square Garden.

Andy Montañez (a la izquierda)  la periodista Carmela Longo, el empresario Vicente López “Peluche” y la periodista Solmar Torres en la presentación de las Noches de Nueva York en Caracas

Tradicionalmente, en el legendario lugar reunía a puro cuarto bate salsero. Y aquello se llenaba. Replicar esa experiencia en Caracas fue la idea que tuvo Peluche luego de que en años anteriores probó con Puerto Rico le canta a Venezuela; una reunión de salseros de primera línea pero cuyo nombre no le convencía del todo; pese a la aceptación que tuvieron tanto en la capital como en Maracay y La Guaira.

Fue así como a comienzos del 95, López se reunió con el hombre de radio Charles Arapé, especialista en salsa, quien le aconsejó cambiarle el nombre si lo que buscaba era, de alguna manera, llevarle a ese público amante de la salsa la posibilidad de estar en el Madison; sin necesidad de pagar pasaje ni hotel. “¿Qué te parece este nombre”, le preguntó Peluche. “Excelente, va a ser un palo”. Y lo fue.

López viajó a Puerto Rico y a Nueva York y comenzó a cuadrar las agendas de varios artistas. Los firmó y le dio forma el espectáculo Las Noches de Nueva York; el cual reunió, en su primera edición, a Cheo Feliciano, Ismael Miranda, Luisito Carrión, Cano Estremera, Luigi Texidor, Yolandita Rivera y Henry Fiol el sábado 29 de julio de 1995 bajo la cúpula del Poliedro.

Carnela Longo entrevista a Ismael Miranda

Salsa con ánimo

Con todos los contratos firmados, Vicente López volvió a Caracas y comenzó a idear la producción. Se fue hasta el Poliedro y le dijo a su director, William López, su idea. Pidió que esa noche en lugar de 46 trabajadores que trabajaban en el mantenimiento del lugar hubiera, por lo menos 60. Paralelamente, comenzó a gestionar los permisos, los proveedores y el patrocinio que le permitiera no solo costear el montaje, sino todo el plan que se tenía planificado para dar a conocer el encuentro salsero.

Era una época en que se debía aprovechar que el gobierno del chiripero (como se llamó a quienes hicieron que Caldera ocupara nuevamente la silla de Miraflores) levantó a comienzos de ese mes, las garantías económicas que había suprimido un año antes. Una práctica que históricamente se ha aplicado para “recuperar” la economía nacional (régimen cambiario incluido). Con la diferencia que en la llamada IV República en algún momento llegaba a su fin.

Esa libertad de disponer de recursos y otras herramientas financieras con más facilidad y solidez hizo que el plan promocional se pusiera en marcha. La cuña era algo fundamental para el show. En 1995, no había redes sociales ni mucho menos medios digitales. El furor era el uso del celular, inteligentísimos para la época; que pasaban de ser los “bloques” tradicionales a unos aparatos menos pesados, fáciles de manipular con la palma de la mano y que la gente lucía en su cintura.

Diez años faltaban para que YouTube hiciera su aparición. Así que todo estaba en el ingenio que tuviera la promoción. Se alió con Rafael Rivas, “El Tigre Rafael”, un melómano salsero confeso, para hacer la cuña. “Al final le das ímpetu, empuje a los salseros. Dale ánimo para que asistan al concierto”, le dijo el empresario al locutor. Y Rivas le hizo caso. “Ahí nació el Á-ni-mo de El Tigre”, rememoró Peluche. Una sonora expresión; que más que un grito de guerra es de esperanza y que le ha permitido al hombre de radio crear un sello.

Con la promoción al aire, ese primer experimento de traer el Madison Square Garden a Caracas comenzó su marcha. Otro de sus aliados de siempre, Polar, también se anotó en la velada. Ambos conocían el llamado Coso de La Rinconada (por las citas gaiteras) pero la no muy buena fama que tenía en ese entonces el público salsero hizo que tomaran más medidas.

 

“El más malandro era yo”

La historia de los espectáculos de salsa con llenos en el Poliedro no era muy buena. La gente iba con temor. Unos años antes, la primera vez que Luis Enrique se presentó en el lugar compartiendo con Oscar D’León, el show terminó, literalmente, a fuego. Un hombre resultó muerto en pleno concierto, cuando otro, en medio de una discusión, le disparó a quemarropa.

Por eso, el tema de la seguridad era fundamental en ese momento. Se contrató, además de la del recinto, una compañía externa que, normalmente, era la encargada de la mayoría de los shows. Las entradas se vendieron todas. El espectáculo comenzó a las 8:30 pm de ese sábado de julio y terminó casi a las 4 am del domingo 30. Unas diez mil, recuerda López, se reunieron durante más de ocho horas sin mayores incidentes que lamentar, incluidas, reseñas de la prensa de la época.“Era una mala imagen. Mi público salsero, al que amo, nunca me defraudó. Ahí el más malandro era yo”.

Así fue como el Poliedro superó la prueba para el público salsero que, en los 18 años siguientes, continuó llenando el lugar; respondiendo a la misma iniciativa. Y lo hizo no en una, sino en algunos años, dos o tres veces en el mismo lugar; y a los días siguientes, el cartel también repetía en el interior. La prueba, para ver si la convocatoria podía repetirse con meses se distancia, se hizo el 28 de octubre de ese mismo año, cuando reunió nuevamente a otro grupo de salseros y a orquestas locales como Magia Caribeña.

Durante el tiempo en el cual Las Noches de Nueva York llenaron de salsa muchos nombres figuraron en su cartel: Isaac Delgado, Adalberto Álvarez, El grupo Niche, la Orquesta Guayacán, Andy Montañez, Gilberto Santa Rosa, Víctor Manuelle, El Gran Combo de Puerto Rico, Roberto Blades, Celia Cruz y Willie Colón; quienes por agenda no pudieron presentarse en Caracas, pero sí lo hicieron en Maracay y Valencia.

El niño fiel

Tras una pausa de más de una década, al igual que sucedió con los gaitazos, Las noches de Nueva York se reeditó en 2015. Al igual que en la fórmula original, el cartel se repitió en Caracas, Maracay y La Guaira. Para celebrar los 20 años de la primera edición se reunieron Isaac Delgado, Adalberto y su Son, La orquesta Anacaona, Oscar D’León e Ismael Miranda. El nombre de “El niño bonito de la salsa” fue una constante en las 19 ocasiones que se presentó el espectáculo en Venezuela. No faltó a ninguna de las citas. Ni las que se hicieron en la capital ni en el interior del país.

Miranda con temas como Abran Paso se convirtió en un ícono de Las noches de Nueva York, un espectáculo que superó a su inspiración en la cantidad de horas y artistas que subía a su tarima. Que puso a bailar a miles durante su realización. Y que antes de la pandemia sucumbió al cambio de programación y de uso que se le dio al legendario recinto venezolano; enclavado no en medio de rascacielos, sino en la memoria de una Venezuela que muchos añoran y otros desconocen.

Autores

  • Periodista con 35 años de trayectoria en la fuente del entretenimiento. Con experiencia en medios impresos, radio, televisión y digitales. Síguela en Twitter: @CarmeLalongo

Carmela Longo

Periodista con 35 años de trayectoria en la fuente del entretenimiento. Con experiencia en medios impresos, radio, televisión y digitales. Síguela en Twitter: @CarmeLalongo

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